Hacerse la víctima es una forma bastante habitual que usamos las personas para manejar la ira y el enojo, nos llevan a distorsionar las expresiones y los comportamientos de los demás.

Esto crea sentimientos negativos muy perjudiciales e influencia nuestra vida y nuestra salud.
Afortunadamente podemos tomar el control hacia una posición fuerte utilizando nuestro poder personal y responsabilizándonos de nosotros mismos.

Cuando seas inmune a las opiniones y actos de los demás, dejarás de ser víctima de un sufrimiento innecesario. Reconoce que nadie te puede hacer daño excepto que tú lo permitas.

Reconocer la ira como parte fundamental de la propia naturaleza y saber identificarla hace que la persona pueda ser capaz de elegir su forma de expresar su enfado y hacer que esta expresión sea más constructiva, ética y equilibrada con sus intereses y metas.

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